El Concurso VinoSub30 comenzó en 2004, época en que los millennials recién cumplían sus 21 años y apenas eran considerados como consumidores de vinos. Los productores continuaban pensando en satisfacer a sus consumidores habituales y poco se hacía para volver el vino una bebida popular y atractiva, como antes lo fue. Varios años debieron pasar para que la generación Z (hoy con 18 a 25 años) fuese ingresando al mundo del vino. Esta llegada los puso en el foco de muchos productores quienes cambiaron etiquetas, marcas, estilos y por ello, muchos palpitan el éxito de estos cambios. Luego de estos años obligados por la pandemia mundial a no salir y a reforzar el consumo en casa, el vino ocupó un lugar importante, volviéndose una satisfacción posible. Este cambio de conducta obligado se registró en casi todos los países consumidores de vinos, provocando un aumento generalizado en el consumo. Según los datos preliminares del próximo reporte de McMillan: en el mercado estadounidense la generación Z (consumidores de 18 a 25 años) consumió el 2.1 por ciento del vino en 2019 y el 3 por ciento en 2020; Los millennials (de 25 a 40 años) consumieron el 18 por ciento en 2019 y el 20,1 por ciento en 2020; La generación X (de 40 a 56 años) consumió el 32,9 por ciento en 2019 y el 34,9 por ciento en 2020; los Boomers (de 56 a 74 años) consumieron el 40.8 por ciento en 2019 y 36.7 por ciento en 2020, y las generaciones de 75 o más años el 6 por ciento en 2019 y 5.3 por ciento en 2020. Puede ser que los Boomers aún sean los mayores consumidores de vinos aunque el volumen consumido esté disminuyendo. Estos números dan la clave de dónde conviene hacer esfuerzos para sumar consumidores. La generación Z, los más jóvenes, son quienes más crecen en términos de volumen, además, 6 de cada 10 incluyen la “comida y bebida” entre sus cinco intereses principales. Son susceptibles a las nuevas formas de abordar el vino, lo pueden consumir solo, o combinado en cócteles, y no se conmueven si su tapón es sintético, o una tapa a rosca, ni si proviene de un bag in box o una lata. Para ellos, lo orgánico, eco, bio, no contaminante es un valor que respetan y buscan esos productos. Por su lado, los millennials piensan en el vino como una bebida social, un elemento conector que está destinado a ser compartido. Consideran que el vino es entretenido y atractivo. Poco a poco se van volviendo consumidores más parecidos a sus padres. Si no evolucionamos la forma en que se vende y comunica el vino, es muy posible que los consumidores jóvenes se quedan con las bebidas espirituosas y la cerveza como opción preferida entre las bebidas alcohólicas. Pero hay cosas que podemos hacer para evitar ese resultado. Para lograr el éxito en esta campaña, debemos dar a los consumidores jóvenes razones más convincentes para ser consumidores de vino. Es cuestión de oír sus opiniones, conocerlos, respetar sus valores y presentar productos acordes. Esperar que solos se conviertan en consumidores de vino no es una opción y no puede pensarse la esperanza como una estrategia.
VinoSub30: El vino y las nuevas generaciones
Published By: admin
Published On: julio 6, 2022